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PARIENDO UN DISCO, CONSEJO PARA PRIMERIZXS

  • Paulina Chiarantano
  • 11 mar
  • 10 Min. de lectura

Actualizado: hace 5 días

Publicado en Facebook (2014)



¿Vas a grabar un disco o EP en un estudio por primera vez? ¿Grabás en tu casa solo, pero nunca grabaste con tu banda de forma profesional? ¿Se decidieron a dejar de lado las grabaciones feas de ensayos y encarar algo sónicamente atractivo? Esta guía es para vos. 


Cuando se pisa un estudio de grabación por primera vez, hay mucha ansiedad e inquietud. En su justa medida, son beneficiosas para llevar acabo el proyecto y no desmotivarse, pero a veces te pueden jugar en contra. No queremos que pases un mal momento con tus compañeros (ni con tu propia conciencia): La idea es llevarse, además de un buen registro de tu música, un buen recuerdo. Para eso es muy importante ser organizado al punto de poder relajarse y no dejar al azar algunos detalles de producción. Si tienen suerte, un productor artístico se podrá ocupar de esos detalles, pero no todos pueden/quieren contar con uno durante su primera grabación.


Ahora te voy a nombrar algunos puntos que, cuando no son tomados en cuenta, terminan siendo perjudiciales para el ambiente de trabajo pacífico que se requiere durante la producción de material:


Sobre la preproducción

Le llamamos así a la etapa en la cual la banda ensaya, arma los temas, “cierra” los arreglos y letras, reflexiona sobre el sonido que busca y se prepara para entrar al estudio.

 

 

1) Determinen el click y ensayen con él

 

El click (o metrónomo) es visto por gran cantidad de músicos como un “cuco” que les quita espontaneidad y groove. En realidad, los técnicos hemos sido testigos de que, una vez internalizado el metrónomo, los músicos suelen tocar sus arreglos con más seguridad y actitud.

 

Por otro lado, esta herramienta les puede salvar la vida. Cuando una banda graba con click, existe la posibilidad de editar fácilmente en caso de errores, de “correr golpes” e incluso de tomar una frase grabada con interpretación impecable para usarla dos o más veces (como en el caso de un estribillo, por ejemplo).

 

El beat también puede guiar a los que tengan que hacer overdubs (sobregrabaciones): Por ejemplo, es normal que en los cortes todos puedan “caer juntos” si se miran, pero como eso ya no puede suceder durante el overdub, es necesaria la guía del click.

 

En adición a todos estos beneficios, el seteo de efectos como delays y flangers es mucho más prolijo cuando se tiene un BPM (beats per minute) determinado. Al ser efectos que dependen del tempo, si no se aplican de esa manera el resultado es desprolijo y poco convincente.Para bandas de rock, metal, y pop, las mejoras de calidad con el uso del click son indiscutibles. Para decidir cuál es el mejor BPM para cada canción, lleven un metrónomo a los ensayos y vayan probando qué cifra les queda mejor. Otra manera es calcularlo con una grabación, simplemente contando los pulsos durante un minuto.

 

*Ejemplos de efectos y programaciones seteados correctamente a tempo:

“Don’t leave me now”, Pink Floyd: http://grooveshark.com/s/Don+t+Leave+Me+Now/53X2tT?src=5

“The noose”, A Perfect Circle: http://grooveshark.com/s/The+Noose/4z4T6I?src=5

Ejemplo de alguien que la limó demasiado (bien) con el seteo del delay: http://grooveshark.com/s/08+Queen+The+Prophet+s+Song/oIUPw?src=5

 

Las canciones que llevan cambios de tempo son un capítulo aparte en este asunto: En esos casos, lo mejor es programar el metrónomo con software (haré un tutorial de cómo hacerlo en Nuendo pronto) y luego bajarlo a un archivo de audio para poder reproducirlo en ensayos y durante la grabación.

 

Hay algunos casos muy particulares en los cuales se puede (y hasta se debe) prescindir del metrónomo, a saber: Bandas de jazz, tango y folklore que requieren de la posibilidad de fluctuar su tempo debido a cuestiones artísticas, así como temas particulares de otros géneros que piden poder tocar más rápido y lento para dar cierta expresión (como un tema acústico).

 

Es menester que no confundan los criterios artísticos con las pocas ganas de usar el click. Es normal para nosotros escuchar la frase “No usamos click porque nos quita el groove y no logramos el flow que queremos”, o “Queremos que sea más rústico, más vintage”.  Muchas veces algunos se escudan detrás de estos argumentos para no incorporar el click porque les resulta incómodo y difícil. Y sí, es verdad: es incómodo y difícil. Pero una vez que pasó la etapa de acostumbramiento, los beneficios son muchísimos.

 

 

2) Revisen los arreglos a conciencia

 

Otra frase “estrella” que escuchamos a menudo es “¡…Pero yo siempre lo toqué así!”, y usualmente se la dice un compañero de banda enojado a otro. Esto sucede cuando los arreglos musicales no fueron debidamente debatidos y practicados. Es un error muy común que pone a todos nerviosos cuando se encuentran en plena grabación, presionados por el tiempo.

 

Para combatir este mal, se sugiere que ensayen de diversas maneras: El escenario cotidiano de sala de ensayo está bien, pero muchas veces con el volumen y la adrenalina se pierden ciertos detalles. Practicar las canciones acústicamente puede servir para revisar armonías y arreglos melódicos, mientras que ensayos de baterista y bajista van a afianzar la base rítmica (suele decirse que bajo y bombo deben ir “pegados”, liderando la rítmica de la canción).

 

Grabarse (aunque sea rudimentariamente con un simple micrófonoo grabadora en el medio de la sala) ayuda mucho a reflexionar sobre lo que se está tocando. Una forma de “ajustar” los arreglos es, por ejemplo, que bajista y baterista graben su ensayo para pasárselo al guitarrista y/o cantante, así éste puede practicar sobre ello. A la inversa también funciona: El guitarrista o bajista puede grabarse con un metrónomo para que luego el baterista asegure su base en función de esos arreglos.

 

Algunos optan por anotar las estructuras de las canciones con letras y armonías, y hasta arman archivos de Excel marcando qué arreglo va en qué compás. Esto es útil no sólo para despejar dudas sobre los arreglos, sino también para visualizar las densidades a través de las canciones.

 

Cuando estén en etapa de cerrar arreglos, nunca se queden con dudas. Si algo no suena a tiempo, bien armonizado o simplemente “con buen gusto”, hablalo con tus compañeros. No te quedes con la opinión guardada. Es necesario que todos estén conformes con la canción. Todos es todos. De lo contrario, se puede entrar en un loop de negociaciones que puede terminar en malestares de la banda, como “Yo te dejé meter esa letra horrible, dejame poner este arpegio, si a mí me gusta”.

 

 

2.b. Un apéndice especial para los cantantes: Consigan un “entrenador”

 

Un “entrenador” o “coach vocal” es un maestro que te entrena para que puedas dar el máximo en tu interpretación vocal. Te enseña y guía en técnica y estilo para que puedas lograr la intención que buscas en una canción.

 

Cuando se graban voces, se está exigiendo mucho de las cuerdas vocales: cantar por períodos tan largos de tiempo puede afectar al resultado final (e incluso a la salud de tus cuerdas vocales) si no se tiene el entrenamiento adecuado. Esto puede ser frustrante, pero se puede prevenir.

Si no contás con un entrenador, abundan los videos en YouTube sobre técnica vocal. Se recomienda vocalizar todos los días, semanas antes de la grabación para maximizar el potencial de la voz.

 

Nota al margen: Dicen algunos que pueden lograr la voz que necesitan a base de alcohol, tabaco y cannabis. No soy quién para juzgar eso. Si se sienten cómodos así, pues adelante. Pero deben saber que absolutamente todo timbre vocal se puede lograr sin estos factores que, a la larga, perjudican tu salud.

 

*Les adjunto algunos videos sobre técnica vocal en YouTube. Pueden conseguir el material completo fácilmente andando un poco por internet:

“The Zen of Screaming”, por Melissa Cross. Altamente recomendado para cantantes de metal:

Ejercicios por Brett Manning:

 

  

3) Reflexionen sobre el audio de la banda y pongan en condiciones sus instrumentos

 

Definir el audio es, tal vez, una de las partes más difíciles y emocionantes del proceso de crear un disco. Todos queremos sonar como algo que nosotros mismos escucharíamos, así que presten atención al backline de bandas que les resultan sónicamente interesantes.

 

Hablando de baterías, contratar un Drum Doctor es una gran inversión más que un gusto: Un Drum Doctor los acercará mucho más al audio general que imaginan al proveerlos del instrumento y del conocimiento técnico. Se encargará de recomendar cuerpos, medidas, platos y parches apropiados para el sonido que imaginan, así como de afinarla.

 

En el caso de no contar con un Drum Doctor, se sugiere al menos comprar parches nuevos para los cuerpos y desarrollar cierto criterio para afinar la batería. Y claro, no olvidar la llave de afinación.

 

En cuanto a guitarras y bajos, siempre se puede alquilar o pedir prestado backline si no tienen lo que más les gustaría. Simplemente no usen ciertos equipos porque “es lo que hay”: Si buscan, seguramente hallarán varias opciones para poder elegir su sonido dentro del presupuesto.

 

La moral del estudio dictamina que está MAL llegar a la etapa de grabación con cuerdas viejas o el instrumento descalibrado. Así que ocúpense de poner en condiciones el instrumento. De nada sirve la mejor guitarra del mundo con el mejor cabezal de la historia si todo suena desafinado.

 

 

4) Practiquen. Pratiquen. Practiquen.

 

Practiquen solos, acompañados, sentados, parados, en casa y en la plaza del barrio. Practiquen de todas las maneras hasta que lo que tienen que tocar les salga perfecto, de memoria, con los ojos cerrados, en cualquier circunstancia.

 

Exploten sus capacidades al máximo antes de poner un pie el estudio. A veces familiarizarse con el audio durante una grabación es difícil: Cuando nos escuchamos en los monitores todo nos puede sonar extraño. Escuchamos cosas que antes no y nos pueden llegar a molestar, pero esto sucede en menor medida si uno está seguro de lo que hace y si se ha acostumbrado a tocar en distintas situaciones y entornos.

 

No dejen que su toque se vea afectado por parámetros como el tipo de monitoreo o la performance de compañeros, ya que no van a poder grabar escuchándose exactamente igual que en un ensayo o en casa. La situación y el lugar son otros e inevitablemente se van a escuchar distinto. Volveremos al tema del monitoreo luego.

 

 

Sobre la grabación

Ésta es la etapa en la que la banda se adentra apenas pisa el estudio. Para este momento la banda ya debería haber decidido cómo tocar todas y cada una de las canciones en detalle.

 

 

5) Hablen con el técnico

 

Antes de reservar los días, consulten en el estudio de grabación cuántas sesiones serían necesarias para grabar lo que tienen pensado. No hay nadie mejor que el técnico para contarles cuánto tiempo lleva hacer “tal o cual cosa” en el estudio. De esa manera no sentirán tanta ansiedad por una presunta falta de tiempo, y también podrán analizar mejor la situación económica.

 

Tal vez no es necesario hacer las tomas de todo en el mismo lugar: Pueden hacer las baterías en un estudio de dimensiones grandes, mientras que las guitarras se pueden realizar en uno más chico (En el caso de La Nave de Oseberg, donde trabajo,muchos optan por grabar las baterías en el estudio A y las voces y guitarras en el estudio B ).

 

6) Sean pacientes

 

Uno no entra al estudio, agarra los palillos y graba. La dinámica de estudio es bastante más lenta que la dinámica de un ensayo o un show. Para los que nunca grabaron, a veces esto puede parecer extraño, y algunos desesperan porque creen que no es normal tardar tanto tiempo afinandola batería o buscando el sonido de guitarra.

 

Sí, es normal tardarse tres horas en armar y microfonear la batería. No hay necesidad de infundir el pánico y no se gana nada haciéndolo.


 

7) Si no te sentís cómodo con el monitoreo, decilo

 

En una grabación se prioriza la comodidad del músico. Es difícil que se logre una toma buena si el que toca no se escucha bien, así que es mejor interrumpir la toma y avisarle al técnico que necesitás un retoque en lo que escuchás.

 

Claro que nunca vas a percibir el audio como en tu casa. Podrá ser mejor o peor, pero jamás igual. Para acercarte a un audio más familiar de monitoreo, podés traer los auriculares que siempre usás.

 

He visto casos en los que el monitoreo “descoloca” al que está haciendo la toma porque escucha lo que está grabando con más claridad que cuando ensaya o toca en vivo. Eso también es normal. Dense un rato para acostumbrarse si así lo necesitan.

 

 

8 ) Eviten el exceso de gente

 

Cuanta más gente hay en la sala, más opiniones se expresan. Es entonces cuando más probabilidades de desacuerdo hay. Eviten que haya más gente en el estudio de la que es necesaria.

 

Algunas personas invitan a sus padres, amigos, novios/as, etcétera. Personalmente no me opongo a eso y a veces puede ser hasta tranquilizador, pero en algunos casos puede resultar negativo. La idea es que la banda esté contenta con los resultados y el resto no debería importar.

 

Si desean una opinión extra sobre el material, es mejor que hablen con sus colegas antes de las sesiones. Pueden mostrar grabaciones de la preproducción y consultar por backline entonces. Eso los dejará más tranquilos sin tener que lidiar con malestares al momento del registro.

 

Fotógrafos y camarógrafos son siempre bienvenidos, pero se recomienda que sean citados para una porción de sesión. Generalmente, el mejor momento para que aparezcan es cuando la banda ya se ha “sincronizado” con el trabajo de estudio. Por ejemplo, si se programaron dos sesiones para la batería es más conveniente que venga a finales del segundo día.

 

 

9) Si tenés que parar, pará

 

Todas las personas tenemos un punto de quiebre: el famoso momento en el cual uno siente que está “quemado”.

Las sesiones son extenuantes y conllevan gran concentración, por lo cual es totalmente comprensible que alguien se “tilde” en un arreglo. El asunto es que, a veces, es mejor tomarse un recreo de 15 minutos y después seguir. Estos descansos no son una pérdida de tiempo: En algunos casos se tarda menos en parar un rato y luego encarar la toma que en grabar lo mismo mil veces sin quedar conforme.

 

 

10) Encajoná el audio

 

Al finalizar la grabación y antes de empezar la mezcla, la mayoría de las bandas se llevan una bajada sencilla de lo que hicieron en el estudio: el “premix”. Controlen que las bajadas estén bien hechas al llegar a casa, pero (y esto es un consejo personal) no escuchen el premix hasta pasados dos o tres días. Así tendrán un criterio más objetivo de lo que hay que ajustar con edición.

 

Ponerse meticuloso al oír las bajadas no está mal, pero a veces uno se autoflagela escuchando los audios una y otra vez buscando el más mínimo errorcito sin ningún sentido. Al tomar distancia de la experiencia, uno puede apreciar mejor lo que es grosero y debe ser arreglado.

 

Luego de encajonar y analizar los premixes, anoten todo aquello que debe ser retocado y entreguen esa lista al técnico que se ocupará de la edición/mezcla.

 

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¡Espero que esta suerte de decálogo les haya servido!

Si tenés algún otro consejo o querés contar tu experiencia sería genial que lo sumes en los comentarios. Si no estás de acuerdo con algunos de los puntos, también me gustaría que lo comentes.

 

¡Gracias por leer y difundir!

 
 
 

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